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EL PODER DE LA MEJORA CONTINUA: UNA CULTURA QUE TRANSFORMA LA INDUSTRIA Y AL PAÍS

En la industria manufacturera, la búsqueda de la excelencia no se detiene. Detrás de cada prenda, cada componente, cada producto que sale de una planta industrial, existe un proceso cuidadosamente diseñado para garantizar calidad, eficiencia y compromiso. Ese proceso tiene un nombre que guía a miles de colaboradores en su labor diaria: la mejora continua.

La mejora continua, más que un método, es una filosofía que impulsa a las empresas a superarse día tras día, sin conformarse con lo alcanzado. Significa analizar, ajustar, optimizar y volver a empezar, siempre con la mirada puesta en ofrecer lo mejor. Este principio, profundamente arraigado en el sector manufacturero hondureño, se ha convertido en una de las claves del éxito y crecimiento sostenido de la industria.

Compromiso permanente con la calidad

En una empresa maquiladora, la mejora continua busca optimizar cada etapa del proceso productivo. Su propósito es aumentar la eficiencia, reducir costos y defectos, y garantizar la satisfacción total del cliente. Para lograrlo, se utilizan herramientas como el método japonés “Kaizen” y la participación activa de todos los empleados, quienes son los verdaderos protagonistas de este modelo.

Kaizen, por ejemplo, se centra en pequeños cambios incrementales para aumentar la eficiencia y reducir el desperdicio en una organización. Implica la participación de todos los empleados en todos los niveles para identificar y lograr mejoras de manera constante. El método a menudo se asocia con las “Cinco Eses” de orden y limpieza.

“La mejora continua no se impone, se construye”, expresa la Ing. Brenda Ramos, Asesora Técnica en Productividad y Mejora Continua del Programa de Formación Integral para la Competitividad, PROCINCO, desde la Asociación Hondureña de Maquiladores (AHM). “Es un proceso que involucra a cada persona, desde los operarios hasta los directivos, porque todos tienen la capacidad de aportar ideas y soluciones que fortalezcan el desempeño de la empresa”, agrega la Ing. Ramos.

De la planta a la comunidad

Este compromiso con la excelencia no se limita a los procesos industriales. Desde la AHM se ha impulsado una visión más amplia, que incluye la mejora de las condiciones laborales, la formación de los trabajadores y el bienestar de sus familias y comunidades. La idea es clara: si las personas crecen, las empresas también lo hacen.

“En muchas zonas industriales del país, los programas de capacitación, salud y desarrollo social forman parte de esta filosofía de mejora constante. Cada acción, por pequeña que parezca, contribuye a elevar el estándar general de vida y refuerza el sentido de orgullo en el trabajo bien hecho”, comenta la Ing. Ramos.

La mejora continua comienza en el hogar

Para Karen Aracely Martínez, ingeniera industrial con maestría en Sistemas de Gestión de Calidad Integrados, la mejora continua también puede implementarse en los hogares, como un estilo de vida que fomente la organización, el ahorro y la convivencia saludable. “Significa revisar nuestras rutinas, detectar lo que puede hacerse mejor y actuar con constancia para lograrlo”, menciona la Ing. Karen, quien es facilitadora del Componente de Productividad y Mejora Continua, de Procinco.

En la práctica, puede traducirse en mantener una mejor administración del tiempo y los recursos familiares, promover el reciclaje y el cuidado del medio ambiente, o dedicar tiempo a fortalecer la comunicación y los valores entre los miembros del hogar. “Con pequeños cambios diarios —como planificar las comidas, enseñar a los hijos a cuidar sus pertenencias o fomentar la puntualidad y la responsabilidad— pueden generar un impacto positivo duradero”, explica la experta.

De esta forma, los hogares se convierten en el primer espacio donde se forma una cultura de disciplina y mejora constante. Porque si cada familia se esfuerza por crecer, el país también lo hace.

Una nación que mejora cada día

La filosofía de la mejora continua puede extenderse a todo un país cuando sus ciudadanos, instituciones y empresas adoptan una mentalidad de cambio positivo y aprendizaje constante. En el ámbito nacional, esto implica fortalecer la educación, impulsar la innovación, optimizar los servicios públicos y fomentar la transparencia y la eficiencia en la gestión gubernamental.

Aplicar la mejora continua a nivel nacional también significa aprender de los errores y tener la disposición de hacer las cosas mejor, sin buscar excusas ni conformarse con lo mínimo. Honduras tiene el potencial de avanzar hacia un modelo de país donde la calidad y la excelencia sean el sello distintivo de su gente y sus instituciones.

Si cada ciudadano adopta el compromiso de mejorar lo que le rodea —su trabajo, su comunidad, su entorno—, se estarán dando pasos firmes hacia una nación más próspera, competitiva y unida.

Un futuro construido con excelencia

“En cada planta, en cada taller, hay una historia de superación que refleja el espíritu de la mejora continua. No se trata solo de producir más, sino de hacerlo mejor; no de competir con otros, sino de superar lo que fuimos ayer”, asegura la Ing. Karen.

Honduras tiene en su industria manufacturera un ejemplo vivo de disciplina, innovación y compromiso. Si este espíritu se replica en todos los sectores, desde el hogar hasta las instituciones, el país podrá avanzar hacia un modelo de desarrollo más sólido, competitivo y humano. Mejorar cada día no es solo una meta empresarial, es el camino para transformar una nación.

Las 5 S

Seiri (Clasificación y descarte): Separar los elementos innecesarios.

Seiton (Organización): Situar lo necesario de forma ordenada.

Seiso (Limpieza): Limpiar a fondo y eliminar la suciedad.

Seiketsu (Higiene y estandarización): Mantener la limpieza y estandarizar los procesos para evitar que la suciedad regrese.

Shitsuke (Disciplina): Seguir mejorando y mantener la disciplina.

OPINA LA EXPERTA:

“Los japoneses señalan que para que exista un verdadero kaizen, debe haber una mejora integral: personal, social, laboral y profesional. Si el crecimiento se da únicamente en una de estas áreas, no puede considerarse un kaizen auténtico, ya que el ser humano debe avanzar en todos los aspectos de su vida.

En las capacitaciones suelo poner el ejemplo de un gerente muy exitoso en su trabajo, pero que en su hogar no lo es. Tiene conflictos con su esposa, con sus hijos, descuida su salud y su bienestar personal. No hay congruencia entre su éxito profesional y su desarrollo humano.

Además, incluyo una cuarta dimensión: la espiritual. Nuestra relación con Dios también forma parte de esa mejora integral. Cuando todos estos aspectos se equilibran y se fortalecen, podemos decir que realmente estamos en el camino de la mejora continua”. Ing. Karen Martínez, del Componente de Productividad y Mejora Continua, de Procinco.

 

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